Hace 4 años empecé con unas jaquecas. Al principio venían los viernes. Yo pensaba que tenía que ver con que los viernes empezaba mi fin de semana y que se me acumuaba el estres de la semana y colapsaba por estar los pasados 4 días en función de una pega que no me gusta. También pensaba que era porque "nunca acompañada me sentí tan sola" y "nunca más alegre lloré tantas olas". Los años pasaron, pero las jaquecas no. Deje de estar acompañada. Dejé de llorar olas. Y estuve sola de verdad por un rato. Corto, pero un rato al fin. Luego volví a estar acompañada y las jaquecas siguieron apareciendo. Entonces pensé que se debían a que algo estaba haciendo mal. Que estaba desperdiciando mi vida en esta pega que poco y nada me gusta, pero que me permite auspiciar vicios, carretes, moda, golosinas, cine, una guitarra, un play 2 y bencina. Como soy una mujer dispersa, tanto estímulo me servía. Me hacía la loca. Me olvidaba de que desde los 15 había decidido que mi vida era escribir y que a los 20 me había dado cuenta de que mi vida no solo era escribir sino "crear" en un sentido más amplio, más engrupido y bueno... más pobre también. Pero me engolosinaba con el dinero y los estimulos y las fantasías de mi futuro pudiente. Pero detrás de un escritorio y con cero "creación" de por medio. Empecé a cachar que tenía que cambiar mi rumbo profesional. Empecé a cachar que mi relación de pareja también me venía guateando. Decidí acompañarme yo misma. Hice votos de silencio y votos de castidad. Decidí estudiar y trabajar -como lo hacen muchos- y me matriculé en la U; así... tuve un verano naranja (oh oh oh oh).
Al comenzar el año académico tuve encuentros y re-encuentros. Trabajar y estudiar me salió más pesado de lo que creía. El primer semestre estuvo cabrón, tenía poco tiempo incluso para dormir o comer, y los dolores de cabeza siguieron apareciendo.
Hoy desperté con una de aquellas jaquecas. Me tomé un par de pastillas. Y nada. Me puse a dormir un rato, y nada. Tomé mi guitarra y toqué un par de canciones, como no lo hacía desde febrero.
Mis dolores de cabeza no son gratuitos ni azarosos.
Me indican cosas. Me quieren mostrar algo de mi o de mi vida.
Entonces hoy, más que ningún otro día, hoy que estoy haciendo cosas que me gustan, que estoy sintiendome acompañada y feliz, hoy que me doy el tiempo de tocar guitarra,
quisiera meterme y hablar con la pequeña Javi que está dentro de mi cabeza y preguntarle: qué más? qué falta? qué estoy bloqueando ahora, mujer?
Y no sé si lo que me asusta más es formular la pregunta
o escuchar la respuesta.
Al comenzar el año académico tuve encuentros y re-encuentros. Trabajar y estudiar me salió más pesado de lo que creía. El primer semestre estuvo cabrón, tenía poco tiempo incluso para dormir o comer, y los dolores de cabeza siguieron apareciendo.
Hoy desperté con una de aquellas jaquecas. Me tomé un par de pastillas. Y nada. Me puse a dormir un rato, y nada. Tomé mi guitarra y toqué un par de canciones, como no lo hacía desde febrero.
Mis dolores de cabeza no son gratuitos ni azarosos.
Me indican cosas. Me quieren mostrar algo de mi o de mi vida.
Entonces hoy, más que ningún otro día, hoy que estoy haciendo cosas que me gustan, que estoy sintiendome acompañada y feliz, hoy que me doy el tiempo de tocar guitarra,
quisiera meterme y hablar con la pequeña Javi que está dentro de mi cabeza y preguntarle: qué más? qué falta? qué estoy bloqueando ahora, mujer?
Y no sé si lo que me asusta más es formular la pregunta
o escuchar la respuesta.
2 commentarios:
Notable entrada.
Esperemos que la respuesta te ayude y no te deje peor.
Aunque debo decir que a veces es bueno bloquear cosas, vivir con alguna carencia y eso... Porque...
Eh... creo que si sigo me iré por las ramas. Mejor que tu yo interno te guíe. O la pequeña Javi como dices tú.
Tomate una aspirina
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