Volantines

Hoy vi los primeros volantines elevarse en el aire.

No sé muy bien porqué me gustan tanto, pero supongo que será porque desde niña veía a mis tíos elevar los suyos. Cuando estaban arriba, nos pasaban el hilo, a mi y a mis primos y recuerdo que no había nada mas alucinante que sentir cómo el volantín cobraba vida a través del hilo, tirando y aflojando, yendo hacia un costado o hacia el otro, solo fluyendo con el viento, pero atado a la tierra a través de un endeble hilito. Nosotros jugabamos, mandabamos "cartitas" a través del hilo, hacíamos colas para el volantín, mirábamos cómo los adultos hacían los hoyitos a través del papel y cómo balanceaban el volantín al final de la operación. Todo con mucho cuidado.
Recuerdo también el otro lado de la experiencia. Yo siempre perdía los volantines, me los cortaban, o simplemente se me bajaban y caían sobre un árbol o al patio de alguna casa y, entonces, todo lo anterior, ya no servía de mucho. Mis familiares me molestaban: era la yeta de los volantines.
Hace un par de años, subí al Parque Mahuida para el 18. Yo y mi acompañante pasamos a comprar un volantín rojo e hilo. Yo había hablado con mi tío más experto y me había dado indicaciones sobre cómo poner los hilos, dónde hacer los hoyitos, y cuándo la inclinación estaba bien... o mal. Y partimos. Nos bajamos del auto y se veía todo Santiago. Había un sol encandilante, gigante, y corría el mejor de los vientos, agradable, que movía mi pelo, que me quitaba el calor del sol.
Recuerdo que hicimos los hoyos del volantín y todo el atado ahí mismo. Con el volantín medio escapandose con el viento. Con el pelo sobre las caras. Apoyadas sobre el techo del auto. Y luego listo. A encumbrar.
Ella lo tiró hacia el cielo y yo me quedé en el extremo que ata a la tierra.
El volantín solo comenzó a subir. Subió y subió y yo le di la mitad del hilo. Ella le dio la otra mitad, hasta que se vio chiquitito, como un punto redondo en el cielo. Contra el azul. Con todo Santiago de fondo. Con el sol pegando sobre las caras. Jugamos un rato. Le quitabamos hilo, le dabamos hilo. Lo llevabamos a la derecha, luego a la izquierda. Nos reimos, nos molestamos, nos retamos, nos conectamos.
Cuando nos aburrimos comenzó la tarea de bajada. Ella enrolló la mitad del hilo. Yo la otra mitad.
Fue el primer volantín que encumbré.

Desde entonces no he logrado elevar tan alto otro volantín.

Sin embargo, hoy doy por comenzada la temporada, y aunque me tenga que comprar un millón de volantines y un millón de carretes, llegaré así de alto. Con el viento a mi favor.

6 commentarios:

O.N. dijo...

Weona!!

es bakan eso!!!

Mis 18 cuando chico eran en pirke, y alorzábamos tooodos, y despuñes nos ibamos en patota a la parte de atrás de una parcela GIGAAAANTE que tenían unos tíos a encumbrar, era lo máximo, como dices, todo el proceso de hacerle los hoyitos era como de mucha ansiedad, y despues los elevabai y era genial.

mmmm...

tal vez deberia copiarte y escribir de eso tb.

en fin

suerte con la temporada!!!! de seguro vay a poder elevar, sobre todo si te compras un millon de volantine, aunque sea uno vas a elevar poh.

Francisco dijo...

Creo que yo nunca pude elevar uno solo, soy lo mas malo que hay pa los volatines....me gusta cuando están arriba pq es como emocionante que estén tan lejos y antes tan cerca.

saludos nerda!

Anónimo dijo...

Te invito a encumbrar uno.

C. dijo...

Las últimas 3 líneas me dan pa' pensar...

Así que eso... Pienso.

M dijo...

mis recuerdos con los volantines son más o menos parecidos. Para los 18 nos ibamos con mis papás a algarrobo y detrás de la casa había un terreno desocupado ideal para encumbrar volantines (ese terreno hoy está ocupado por un GRAAAN edificio). mi papá me pasaba el volatn cuando estaba bieeeen alttoooo y yo era sumamente feliz. Me sentía mejor encumbradora de volantines del mundo. Todo eso acababa, claro, cuando el volatín terminaba estrellado en algún árbol o cuando se iba a pique derechiiiito contra el suelo. Esos días los recuerdo con todo el cariño del mundo. Ahora, más grande, no he vuelto a encumbrar volantines. Quizás debería tratar. Quizás debería decirle a mi papá que vayamos un día, como los viejos tiempos. Escuche lo que escribiste con la canción de sigur ros. Fue bkn.
un beso nerd

Anónimo dijo...

bueno no se por q me gusta pero los volantines son geniales y desde q era chico me gustaban y mi papa me enseño a elevar los volantines y aora q soy mas grande se me eleva super vien y es eso chaooooooooo