Ella mira sus manos mientras se las lava. Levanta la vista un segundo y se ve en el espejo. Tiene unas ojeras rojas bajo los ojos, el pelo medio desordenado y tiene un áspecto casi enfermo. Raro. Se da pena. Se da cuenta de que ha perdido conciencia de sí misma, que ya no recuerda la última vez que comió bien o que tuvo tiempo libre o que pudo dormir una siesta. Saca las manos del agua helada y las afirma en el borde del lavamanos. No es que no tenga ánimo, es solo que está cansada. Ella intenta calmarse diciendose a sí misma que este es el camino que escogió, que esto era lo que quería y que ya habrá tiempo de descanso. Lanza un suspiro y comienza a secarse las manos con ese papel áspero que ponen en los baños públicos.
Mientras mira sus manos se pregunta si era realmente esto lo que ella quería, en si tendrá realmente tiempo para descansar luego, y en si el resto de su vida irá a tener este ritmo. Le da un poco de miedo y deja caer el papel al basurero lleno de papel áspero. Se mira al espejo una última vez y se promete que tendrá cuidado consigo misma. Que no se explotará más de lo que puede realmente explotarse. Y se mira triste, porque sabe que mentirse a sí mismo es más difícil que mentirle a los demás.

2 commentarios:

C. dijo...

Ouch...

Tam dijo...

el cansancio igual es parte del camino, lo hace mas hermoso al final, agranda la travesia y e fines mas sabroso

de todas formas una vitaminas no vendrian mal...

xd