El otro día llegué a mi casa y al subir por el pasaje hacia mi casa, caché que habia dos gatos en la calle. Uno estaba acostado. El otro daba circulos al rededor del gato acostado. El gato rondador venía acercándose lentamente, desde el otro lado de la calle. Mientras que el gato en el suelo... bueno, seguía en el suelo. Tenía los ojos muy abiertos. Demasiado abiertos. Y tenía cierta rigidez en el cuerpo.
Al principio pensé que podían estar como joteándose. Uno ofreciendose y el otro maullando en llamado de apareamiento. Luego pensé que quizás el merodeador tenía miedo del gato acostado. Y que maullaba para avisarle que venía en son de paz.
Finalmente lo entendí todo.
El gato en el suelo estaba tieso. No se movía. No pestañeaba. No respiraba.
El gato que lo merodeaba, maullaba buscando una respuesta. Aquel sigilo con el que se acercaba era miedo, efectivamente, quizás, pensé, de encontrar a su amigo sin vida.
Pasaban autos al rededor de ellos. Pero nada los interrumpía. El primero en su muerte. El segundo... en su luto. Quizás.
mapas mundo
Hace 13 años
1 commentarios:
me encanto....
saludos lesa
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