6 años

Hoy salí en la mañana con mi familia, todos en el mismo auto y al mismo tiempo. Hacía como 3 años que había dejado de ver a mi familia durante esas horas satánicas que se utilizan para llegar a los respectivos trabajos y lugares de estudio. Pero este año volvimos a toparnos. Entonces hoy iba en la mañana en el auto de mis viejos, con mi hermano al lado, los dos semi-dormidos, escuchando a fósiles de la música sesentera en la radio, muerta de frío y con la mochila y mis cosas pa la u amontonadas a mi lado.

Mi vieja, que iba manejando, tiene la costumbre de manejar con el espejo retrovisor mirando hacia ella. Así, en los semáforos, la señora se peina, maquilla o simplemente se mira para (imagino yo) disfrutar de su belleza. Bueno, como el espejo queda en un ángulo poco común al correrlo mi madre hacia si, lo que resulta es que cuando yo miro al espejo, la veo directamente a los ojos. Cada vez que levanto la vista yo la veo, pero ella, a mi no me ve tan directamente.

Habiendo dicho esto, les tengo que contar que hoy iba en mi auto, con mi familia, temprano, con frío y sueño y mi mamá con el espejo hacia sí... cuando en un semáforo -en rojo, se entiende- mi madre y yo miramos al mismo punto y nuestras miradas se encontraron punzantemente. Punzante al principio... porque, de pronto, mi madre me guiñó el ojo y me sonrió. Entonces yo le sonreí, con mis materiales y mi mochila y mi frío y mi sueño y mi vulnerabilidad...




y volví a tener 6.