Bitacora de viaje

Estoy en el patio de mi casa.
Tengo el gran privilegio de tener un patio mas o menos grade.
Con una piscina incluso.
De la cual vengo saliendo.
Estoy escuchando musica,

corre una brisa tibia, que acaricia,
ante la cual mi cuerpo se rinde - se me ponen todos los pelos de punta, dejo que me recorra, fácil como puta nueva.


Sonrío al ver a mi conejo saltar por todas partes.
Mientras se come las flores de mi vieja.
Mientras mi perro lo corretea.

He estado sentada en este patio mil veces.
Hoy, es como si fuera la primera.
Una experiencia distinta, nueva.
Y me gusta. Me gusta que se sienta nueva.

Me siento bien. Me siento distinta.
Como si estar conmigo misma fuera nuevo.
A pesar de haberlo vivido todos los días, todos los instantes.
Siento y pienso y vivo distinto.

Hoy siento que me toca aprender algo en particular.
A ratos duele y me dan ganas de no aprender nada. De hacer una pataleta y no crecer, no entender, no nada.
A ratos me siento bien, tranquila, en paz, aprendiendo, entendiendo. Siento como todas esas cosas se dan juntas y me invaden y me hacen sentir... feliz, quizás. Porque sé que todo está bien. Que la vida es bella. Que se trata de sonreir y de tener fe. Fe en el amor. No de pareja, de hijo, no de madre, no de amigo, no de tío, no religioso... y claramente, no al dinero.
Sino... en el amor como energía. Como concepto. Como cuando amas todo. Como cuando miras el frente y sientes que lo tienes todo, que nada te hace falta. Cuando todo a tu al rededor brilla.

Pero quiero aprender.
Así que dejaré que todo suceda. Como tiene que suceder.

Y mientras tanto, voy a bajar a mi patio, voy a poner musica y me voy a tirar a la piscina.
De un salto. Solo uno.

Escuchando esta canción:



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