Así con la vida

Esta semana estuve sola. Tuve poco trabajo, mi pareja estaba fuera de Santiago, no tenía ganas de refugiarme en mis amigos... no hubo distracciones... no hubo excusas y por lo tanto no pude seguir evitando revisar aquella cargada carpeta titulada "cosas por hacer y pensar" que todos llevamos escondida bien adentro. De solo intentar abrirla, los papeles se me vinieron encima desparramandose frente a mis ojos.

Mi cuerpo se estaba manifestando con síntomas desagradables: insomnio, jaquecas, nauseas, colon irritable... necesitaba parar y esta semana me vi obligada a hacerlo, a no pasar todos mis dias planeando cómo distribuir mi tiempo entre mi pareja, mi trabajo y mis intereses. Me vi obligada a frenar y revisar mis "temas pendientes". Y con freno de mano.

Hubo momentos en que sentí que había tantas cosas acumuladas que nunca iba a poder terminar de trabajarlas, de pensarlas, de darles vueltas. Me sentí como si hubiera venido corriendo cerro abajo, me hubiera tropezado con una raíz y hubiera comenzado a caer sin poder parar. Saliendo sumamente dañada de semejante caída.

Aparentemente, abrir la "carpeta", fue como tratamiento de shock. Me vi enfrentada a todo junto, al mismo tiempo y no pude sino sentirlo y vivirlo.
Todo al mismo tiempo, pero principalmente un duelo que tenía pendiente y que recién esta semana salió a flote. Y me sentí orgullosa de mi misma cuando dejé que, finalmente, las lágrimas salieran durante horas, llorando todo lo que debía haber llorado durante todos estos meses. Inundada de un dolor como un hoyo en el pecho propio de la pérdida.

Estoy agradecida por esta semana.
Agradecida de haber llorado, de haberme angustiado, de las jaquecas, de las nauseas, de las taquicardias y los malestares. Estoy agradecida de que mi cuerpo me cuente lo que esta pasando por dentro y me obligue a asumir mis sentimientos.
Estoy orgullosa y agradecida de mi.





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