Ahí estaba. Acostada sobre mi cama, mirando el techo sin pestañear, mientras yo terminaba de arreglar mis cosas. Sin despegarse del techo, me preguntó si quería ir al cine la próxima semana... juntas. La miré de reojo. Se veía bien... linda. Triste, eso si... Pensé que la quería. Lo sentí, de hecho. Pensé en dejar de arreglar mis cosas, total, qué importaba llegar tarde, qué importaba el tiempo o la serie de cosas que tenía que hacer. Salir, hacer trámites, volver, traducir. Quise arrepentirme de todo. Quise decirle que sí, que fueramos, que filo, que nos olvidaramos de todo lo que "tiene" que ser, que la quiero, que me cuesta dejarla ir... que no quiero dejarla ir. Pero no dije nada. Me acerqué, le hice cariño en la mejilla, la miré unos segundos y le di un beso. Uno tierno. Como de despedida. Duró uno..., dos..., tres segundos. Buscó mi mirada, como esperando una respuesta.
"No... no podemos. No puedo. Y... y bueno, tu... tu tienes que dejar de quererme."
mapas mundo
Hace 13 años
2 commentarios:
uf, se me apretó el pecho...
me sumo al comentario anterior.
ouch.
besos
Publicar un comentario